Con el sello cosmopolita de la ciudad de Nueva York, esta es una fragancia inspirada en la Gran Manzana. Su icónico envase, recrea las voluptuosas y sensuales formas de una manzana, la fruta prohibida del Edén que ahora se abre paso ante la gran ciudad. Su sello personal consta de un tándem aromático de salida afrutada con notas de manzana verde, granada y pepino. Pasados unos minutos esta fragancia en sintonía con la piel, da salida a su corazón irresistiblemente floral de magnolia, violetas, rosas y lirio de los valles.

El fondo se compone de una magnética mezcla de ámbar y sándalo, que en fusión con sus notas amaderadas, aportan un halo misterioso y ligeramente envolvente sobre la piel, que cautiva los sentidos durante el día.